La temporada 2012/2013 ha finalizado con el triste final
conocido por todos. Un futuro lleno de incógnitas, que no será fácil resolver,
y que requerirá con toda seguridad un duro por trabajo por parte de los estamentos
del club. Esa área no debería preocupar en exceso a los aficionados del GBC.
Esa capacidad de trabajo está más allá de toda duda.
Sin embargo, las declaraciones de Sito Alonso, en su
particular análisis de la temporada invitan a una reflexión sobre las
explicaciones ofrecidas por el máximo responsable deportivo del club
guipuzcoano. Su nada desdeñable masa social merecía una disección, pero no
puedo dejar de preguntarme si es lo suficientemente satisfactoria.
No considerar la temporada un fracaso me parece como mínimo
un atrevimiento por parte del técnico aragonés.
Dado además en lo complicado que puede resultar la supervivencia del
proyecto sin unas bases económicas solidas, o sin base de ninguna clase a día
de hoy. Cierto es que se han tenido una serie de dificultades financieras que
han complicado el inicio de la temporada. Esto es una norma habitual fuera de
la clase noble de liga ACB. Ha habido algún equipo que se ha visto obligado a
confeccionar su plantilla con más retraso del que ha sufrido el club de
nuestros amores. Demasiado tiempo regodeándonos en la puñalada trapera de la
diputación – comprensible el hecho, que no los plazos-.
Pueden tratar de hacernos creer que el asunto de la salida y
la reentrada de Sito no afectó al seno de la plantilla, pero modestamente creo
que en ese asunto no han sido totalmente sinceros con su masa social. Las cosas cambiaron radicalmente, y sólo el
excelente trabajo de la campaña anterior posibilitan una continuidad que por
momentos parecía complicada. El técnico había decepcionado a parte de la
directiva.
Cargarse de la responsabilidad de la no eclosión de ciertos
jugadores pudiera parecer loable, sin embargo es responsabilidad directa del
trabajo de Sito Alonso. Igualmente que el lamentable momento de forma en el que
iniciaron la temporada, y que mantuvieron prácticamente toda la primera vuelta.
Por que no nos engañemos el GBC ha merecido un descenso que se ha ganado a
pulso en la pista. Poco hemos visto del excelente sistema de ayudas de la temporada
anterior, ni tan sólo de la excelente filosofía baloncestística del aragonés.
¿Qué fue de aquello? ¿Cuándo hemos visto lo de descansa tú, que yo no puedo? Individualmente hemos sido testigo
del sacrificio de determinados jugadores, pero como equipo, coralmente, apenas
lo hemos podido observar hasta que ha sido demasiado tarde.
En el asunto de los jugadores americanos se ha pecado de
cobardía. Efectivamente Woods debió ser cortado nada más llegar. Hay muchos
jugadores mucho más profesionales, que ocupan de cuidarse lo suficiente para
poder rendir en un plazo de tiempo razonable. Extradeportivamente ya conocíamos
al jugador. No creo que lo sucedido haya sorprendido a nadie. Como bien ha
reconocido el entrenador su rehabilitación llega demasiado tarde. Las dificultades económicas seguro que han
supuesto una traba en este aspecto, pero soy de la humilde opinión que más
hubiera válido apostar por jugadores que hubiesen acabado su periplo en la
NCAA. Quizás es un área no muy bien cubierta dentro de los estamentos del club
– no lo sé-, pero debería ser un ámbito más que interesaría tener controlado.
Otros clubs ya apuestan por esta opción con resultados relativamente
satisfactorios.
Todas estas razones llevan a una tétrica conclusión: el
descenso era la crónica de una muerte anunciada. Ha fallado todo lo que podía
fallar, con lo cual aseverar que la temporada no ha sido un fracaso me parece
bastante atrevido. Y como máximo responsable deportivo Sito Alonso tiene mucho
que decir en el desenlace de la temporada.
Ahora bien, hablar de una posible salida según sean unas
hipotéticas circunstancias puede considerarse una falta de respeto hacía una
afición que ha sido la única que ha dado la cara durante todo el curso
baloncestístico. El equipo ha recibido un apoyo incondicional contra viento y
marea. Un apoyo que posiblemente en muchas fases de la temporada no se ha
merecido. Tenemos un producto magistralmente vendido, de modo que lo lógico y
normal – siempre que la directiva del club siga creyendo en el entrenador- es
que el contrato en vigor se respete y sea cumplido. No sería serio admitir un
comportamiento veleidoso por parte de esta área. Por otro lado, el compromiso
adquirido de llevar al a selección Sub-20 puede llevar a cierta zozobra. Las
palabras del técnico llevan a opuestas conclusiones; por un lado parece querer
quedarse y por otro abre la puerta para marcharse. La estabilidad del club
requiere transparencia. El Sr. Alonso es empleado del club y debe estar a
disposición de él, y no al contrario.
Un futuro institucional
complicado
Bien en ACB – circunstancia que no depende del club ya que
deportivamente no se han cumplido los objetivos- o en LEB, el club precisa y
necesita de un sponsor principal lo suficientemente fuerte como para poder
salir y confeccionar un equipo con un presupuesto ajustado a sus posibilidades
reales. Dadas las circunstancias económicas y sociales estamos sin duda ante el
reto más complicado del club en su corta historia. La adversidad de las
circunstancias ha crecido exponencialmente. No es mi intención desmerecer el trabajo de Álvaro Bilbao, pero
soy de la firme opinión de que el GBC necesita a su presidente de honor, Miguel
Santos. Necesita de sus contactos y reputación dentro del mundo empresarial. No
tiene que estar al frente oficialmente, pero el club guipuzcoano agradecería su
concurso en este momento tan complicado. Sin un patrocinador el club puede
verse obligado a echar mano del fondo de ascensos y descensos, con los diversos
problemas que esto conllevaría tanto inicialmente como a posteriori. Pero sin
sponsor sería complicado montar un equipo para tratar de recuperar la
categoría.
¿Qué podemos hacer los aficionados en esta circunstancia? ¿Estaríamos
dispuestos a un importante incremento en los abonos para ayudar a la subsistencia
del club? Un debate interesante para otro momento, pues antes debemos conocer
un montón de incógnitas que permanecen en a cabeza de toda la masa social
guipuzcoana. Lo inmutable es la confianza ciega en el club. Creemos en su
capacidad de adaptación y en su humildad para aprender de los errores cometidos
esta temporada.